Yo, Ameba II

La teoría de las “muchas mentes” fue posteriormente reformulada por el filósofo Michael Lockwood en 1996,  pero sin tener que recurrir a una explicación dualista.  Y lo hace de esta forma:

Asociado a un ser existe una serie de puntos de vista conscientes distintos, a los que denomina “mentes” (con minúscula), cuando se produce una experiencia cuántica éstas se ramifican. Si en los “muchos mundos” de Everett existían muchos universos dentro de un multiverso, en la de “muchas mentes” éstas están dentro de un “multiverso” que se identifica con la “Mente” (en mayúscula).El hecho de sentir la “mente” como única lo explica como un producto de la memoria, que obliga a la conciencia a mirar hacia abajo, no pudiendo hacerlo de lado ni hacia arriba, hacia el futuro.

La importancia de la memoria era fundamental para el filósofo inglés Locke cuando, al hilo del problema de la identidad personal, defendía que somos la misma persona si somos conscientes de ser y haber sido. La identidad para Locke descansaba en un criterio psicológico. Esta idea la refleja en el ejemplo del “príncipe y el zapatero” donde imagina que si un príncipe muriera, pero la consciencia de su vida pasada se reencarnara en el cuerpo de un zapatero, ambos, príncipe y zapatero serían la misma persona.

Por el contrario, si el alma se reencarnara en otro ser humano, pero sin llevar la consciencia de su vida pasada, entonces serían personas diferentes, pues es la memoria es el elemento que las unifica.

Pero, para Lockwood, la “Mente” (en mayúscula) es mucho más compleja y consciente que la “mente“ (en minúscula). Como ejemplo se la puede comparar como un objeto tridimensional que proyecta sombras en 2 dimensiones. Estas sombras equivalen a la realidad que percibimos, pero la Mente es consciente de todas las realidades y de otros mundos y otros tiempos a la vez. La auténtica realidad, la superposición de posibilidades que se producen en una medición cuántica, es demasiado compleja para que la podamos entender, y sólo percibimos una parte de esa superposición borrosa, como la sombra de un elemento complejo. Pero una sombra por sí sola no contiene toda la información, todas ellas juntas nos dan cuenta de una idea de la realidad muy superior.
Esto es muy similar al «mito de la caverna» de Platón.

¿Os imagináis las consecuencias de esta idea?

Si en los mundos de Everett, tras la observación se experimenta cada posibilidad en un universo distinto, aquí cada mundo está dentro de nosotros mismos, en una “supermente”, y en ella se recogen todas esas experiencias, por lo que todas las posibilidades forman parte de lo que somos, aunque no seamos conscientes de ello.

Por tanto, si preguntamos ¿Cuál de esas “mentes” (observadores) soy yo? Lockwood nos dice que nos convertiremos en todos ellos y por tanto no tiene sentido la pregunta.

El debate sobre la identidad personal no acaba aquí, de hecho se complica bastante. Por ejemplo, para el filósofo británico Derek Parfit, la identidad personal no importa. Un inquietante tema que abordaremos en una próxima entrada.

Referencias:

Many Mind. Yoav Aviram
– How We Came to Know the Cosmos: Light & Matter. Helen Klus
– Personal Identity- Wikipedia
Your many minds and your Mind in the MIND. Giulio Prisco
Shadows and the concept of self. Giulio Prisco

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