Ajuste fino del Universo

  • Bonito Planeta, Nos Lo Quedamos

    Como vimos en la entrada “¿Qué pasaría si…?”, para que el universo pueda desarrollar vida se han tenido que cumplir una serie de requisitos, tan ajustados y precisos, que nuestra existencia es un suceso que roza prácticamente lo imposible. Esta dinámica de extrañas “coincidencias” también se extiende a nuestro propio planeta haciendo de él un lugar excepcionalmente privilegiado para el desarrollo de la vida. Vamos a echar un vistazo al pasado más remoto de la Tierra para comprender cuales son estas características tan peculiares.

    En primer lugar, nuestro planeta se formó por una serie precisa de colisiones entre protoplanetas (cuerpos celestes como embriones planetarios). Si estos protoplanetas hubieran colisionado de forma diferente, la Tierra podría haber tenido un tamaño distinto del que posee. De haber sido más pequeña, su gravedad en superficie sería más débil y habría perdido su atmósfera con rapidez, además, su interior se habría enfriado demasiado para generar un fuerte campo magnético. 

    Asimismo, los planetas pequeños suelen tener órbitas peligrosamente erráticas. Si, por el contrario, la Tierra hubiera sido más grande habría retenido gases primordiales venenosos. Como hemos visto, gracias a su tamaño exacto, nuestro planeta posee un fuerte eje magnético que contribuye especialmente a su habitabilidad… ¿Por qué?

    El viento solar golpea constantemente el campo magnético terrestre en la zona orientada hacia el sol, a una velocidad de 400 km/s y lo comprime. Debido a la fuerza opuesta ejercida por éste, las partículas del viento solar no pueden avanzar más y son desviadas por el campo magnético rodeando al planeta. Esta capa protectora se denomina magnetosfera. Aunque dicha capa evita que las partículas energéticas lleguen a nuestra atmósfera, algunas consiguen entrar cerca de los polos magnéticos y al interaccionar con los gases se desprende un espectro óptico denominado aurora boreal en el hemisferio norte y aurora austral en el sur.
    Si no existiera el eje magnético terrestre, la vida en la Tierra no sería posible porque el viento solar está formado por protones y electrones que al impactar disociarían los átomos de oxígeno e hidrógeno, permitiendo escapar a éstos últimos, por lo que la Tierra perdería la mayoría del agua de la atmósfera y de los océanos hacia el espacio.Igualmente, el campo magnético terrestre nos protege contra los rayos cósmicos (partículas subatómicas de gran energía procedentes del espacio exterior), éstas partículas están eléctricamente cargada y son desviadas por dicho eje. De no ser así, atravesarían nuestros cuerpos y romperían los núcleos de nuestras células.


    Aquí os dejo un precioso vídeo sobre la aurora, con música de Lisa Gerrard y Hans Zimmer (Now We Are Free). Que lo disfrutéis


    La Luna fue el resultado de la última decisiva colisión que tuvo la Tierra con un protoplaneta (denominado Theia como la diosa griega madre de la diosa lunar Selene). Según la “Teoría del gran impacto” esta colisión tuvo que ocurrir en un ángulo exacto, ya que si hubiera sido más directo la Tierra se hubiera destruido y si hubiera sido menos directo Theia se hubiera desviado sin producir la necesaria colisión.

    Sin la oportuna creación de la Luna, la Tierra daría una vuelta cada 8 horas en lugar de cada 24. Esta velocidad provocaría unos vientos de tal magnitud que la atmósfera tendría mucho más oxígeno y el campo magnético sería 3 veces más intenso, por lo que la vida hubiera evolucionado de forma distinta a como lo ha hecho.


    Por otro lado, la gravedad de la Luna impide que el eje de la Tierra se bambolee. 

    ¿Qué quiere decir esto?
    La Tierra tiene una inclinación de 23,5° en su órbita alrededor del sol y gracias a ella gozamos de las cuatro estaciones. Pero, al igual que las peonzas, después de girar un rato, ésta comienza a bambolear y termina por caerse. Si esto sucediera en la Tierra, sólo tendríamos dos estaciones, un verano terriblemente caliente de seis meses donde el sol no se pondría nunca y un invierno enormemente frío y sin sol. Como consecuencia las plantas no sobrevivirían y tampoco los animales.

    La Luna también actúa sobre la Tierra provocando grandes mareas en sus océanos. Gracias a estas mareas se forman charcas especialmente en estuarios y bahías pequeñas. Sin su influencia no existirían estos lugares tan valiosos para el desarrollo de la vida. Igualmente la Tierra se encuentra afortunada por la presencia del planeta Júpiter en el Sistema Solar, ya que se ha demostrado que desvía los asteroides y cometas al espacio exterior. Si Júpiter hubiera tenido un tamaño menor, su gravedad habría sido más débil permitiendo que éstos cayeran a la Tierra haciendo imposible la supervivencia.

    Otra circunstancia extraordinaria es su ubicación. Aunque no lo parezca a simple vista, la Tierra está situada en un lugar privilegiado que recibe diversos nombres como “Zona Habitable”, “Zona Goldilocks” o “Zona Ricitos de Oro” en referencia al cuento infantil “Ricitos de Oro y los tres osos” en relación al pasaje donde la protagonista entra en la cabaña de unos osos ausentes que tenían la mesa puesta y en ella tres tazones de sopa de distinto tamaño. Tras descartar la sopa del tazón grande, por estar demasiado caliente, y la del pequeño, por estar demasiado fría, terminó por beberse la del mediano que se encontraba en la temperatura ideal.

    Lo mismo le sucede a nuestra Tierra. La distancia que la separa del sol es también la ideal para que no nos abrasemos como Mercurio, ni nos muramos de frío como sucede en Marte, permitiendo que exista agua en estado líquido en su superficie, condición indispensable para que pueda sustentar vida.
    Uno de los grandes misterios es cómo la Tierra ha podido conservar un clima estable durante 4.000 millones de años, cuando en sus orígenes el Sol llevaba muy poco tiempo brillando y emitía entre 1/4 y 1/3 de menos luz que ahora. Se han propuesto varias hipótesis para explicar este equilibrio medioambiental, pero hasta ahora no hay nada concreto. 


    Nuestro Sistema Solar se encuentra, a su vez, en la zona «Ricitos de Oro” de la galaxia; la Vía Láctea. Un lugar suficientemente lejos de su centro para evitar la influencia de su agujero negro, de las radiaciones de las supernovas y las inestabilidades orbitales; pero, al mismo tiempo, lo suficientemente cerca de éste para poseer elementos químicos pesados (se llaman así porque su masa atómica es más pesada que la del hidrógeno y el helio que son los elementos más ligeros del universo) fundamentales, como no podría ser de otra forma,  para la vida.

    Referencias:

    Nuestro sistema solar: Su lugar en el cosmos. Stuart Ross Taylor
    – El planeta privilegiado. G.González y Jay W. Richards


  • Curiosidades Primigenias

    En las entradas anteriores hemos visto una serie de extrañas coincidencias que se producen en el origen del universo, eslabones de una cadena estratégicamente ensamblada que condujeron al origen de la vida. Tratábamos cuestiones que se escapan a nuestro pensamiento cotidiano porque se encuentran ocultas en los entresijos más profundos de la naturaleza. Pero, en ocasiones, estas coincidencias están delante de nuestros ojos y, aún así, no reparamos en lo mucho que su refinado ajuste influye en nuestra existencia. Podemos preguntarnos…

    ¿Por qué existe la materia?

    En los primeros momentos del universo la temperatura era extremadamente alta y la creación-aniquilación de partículas y antipartículas se encontraba en equilibrio. Pero al disminuir la temperatura debido a la expansión, los fotones ya no tenían energía suficiente para generar dichos pares y los existentes se fueron aniquilando para formar nuevos fotones. A pesar de todo, por alguna causa que no puede explicar ni la teoría del Big Bang ni el Modelo Estándar de la física de partículas, se habían creado más partículas de materia que de antimateria, lo que se conoce como la violación de carga – paridad (violación CP).  Esta asimetría se calcula que podría ser de una partícula más de materia por cada diez mil millones de parejas partícula-antipartícula (¡si, si, más 1 sólo!). No se sabe qué produjo dicha asimetría, pero sin ella en el universo tan sólo sería una sopa de fotones, y…

    NO EXISTIRÍAMOS


    ¿Por qué el universo tiene tres dimensiones?


    Si en la formulación matemática de las leyes físicas se había descubierto que existían muchas dimensiones… ¿por qué el universo tan sólo tiene tres?
    En 1955 el matemático británico G.J. Whitrow nos proporcionó una respuesta. Las condiciones físicas sobre la Tierra han permitido la evolución del hombre. Durante los primeros millones de años de la evolución orgánica la intensidad de la radiación solar sobre ella no ha cambiado, ya que las formas de vida superiores se habrían destruido. Para que la intensidad sea constante, la distancia de la Tierra al Sol no puede haber cambiado demasiado. Por lo cual la órbita no sólo debe ser casi circular sino que también debe ser estable. Mediante un teorema de la teoría orbital clásica se puede llegar a deducir que para que una órbita casi circular sea estable el número de dimensiones no puede ser mayor de tres. Como las formas superiores de vida animal poseen una estructura geométrica incompatible con un espacio bidimensional, la única solución es que el espacio posee justamente el número de dimensiones compatibles con la existencia del ser humano. Si no hubiera sido así…

    NO EXISTIRÍAMOS

    Este magnífico video nos muestra cómo sería un mundo con solo dos dimensiones.

    ¿Por qué el universo se ve igual desde cualquier lugar donde se observe y en la dirección en la que se mire?

    Según el principio cosmológico, el universo es homogéneo e isotrópico a gran escala¿Qué quiere decir esto? Pues que el universo se ve igual independientemente del lugar desde donde se le esté observando o de la dirección a la que se mire. Sin embargo, a escala local el universo ni es isotrópico ni homogéneo, esto es debido a la existencia de las galaxias.

    Universo isotrópico
    Universo homogéneo

    La explicación que aportan Collins y Hawking tras estudiar matemáticamente modelos cosmológicos en un conjunto de universos posibles, es que los que inicialmente son homogéneos pueden expandirse a una velocidad superior, inferior o igual que la velocidad mínima para evitar que se contraiga. 

    El universo se expande como si fuera un globo, todos los puntos se van alejando de la misma forma. Todos podrían parecer el centro del universo

    Los que tienen una mayor velocidad no tienden a la isotropía. Los que tienen velocidad inferior no disponen de tiempo para formar galaxias y estrellas porque se vuelven a contraer. Así pues, nuestro universo tiene una velocidad muy próxima a la velocidad mínima para evitar la contracción. Estos universos son una excepción entre los universos homogéneos, sin embargo son una regla entre los que es posible la vida humana. La conclusión es que el modelo de nuestro universo es extremadamente raro, pero si no fuese así..

    NO EXISTIRÍAMOS

    Aquí os dejo un video de la «Hora de José Mota» donde Blasa le cuenta a Punset su particular forma de entender la expansión del universo y los misterios del Big Bang, porque también hay que poner humor a la ciencia… que lo disfrutéis

    ¿Por qué el carbono es tan abundante?

    Ciclo del carbono

    La vida en la Tierra está basada en el carbono y está presente en todos los compuestos relacionado con ella. Se trata de un elemento muy peculiar. El átomo de carbono tiene la capacidad de poder unirse a otros átomos iguales que él para formar largas cadenas lineales o cíclicas necesarias para crear vida. Sin embargo, este preciado elemento tan importante para nosotros debería existir más como un remanente en el universo que como un elemento abundante, entonces ¿Por qué hay tanto?

    El carbono se forma en el interior de las estrellas en dos etapas a partir de núcleos de helio (también denominados por los físicos como partículas alfa). Dos partículas alfa se combinan para formar un núcleo de berilio. Pero para formar un núcleo de carbono se necesita una partícula alfa más. Este último motivo sería suficiente para considerar al carbono complicado “de hacer” y es aquí donde entra en juego una curiosa propiedad denominada resonancia que hace posible que esta segunda fase se realice a una velocidad sorprendente ya que esta propiedad se da cuando la particula que se va a formar tiene exactamente la energía de las partículas que lo van a formar. Y es que la energía de las partículas implicadas más la del calor de la estrella donde se genera da lugar a una energía justo por encima del nivel del núcleo de carbono, lo que lo hace posible existir.

    La segunda vez que tiene suerte el carbono es en su fusión con otra partícula alfa más para formar el oxígeno (otro elemento crucial para la vida). La falta de resonancia en la formación del oxígeno desacelera la rapidez con la que se forman éstos núcleos por lo que gracias a esto no todo el carbono se transforma en oxígeno.

    Átomo de carbono realmente agradecido

    A todo esto hay que añadir el ajuste preciso de la fuerza nuclear fuerte, que como vimos en la entrada anterior, influye en los procesos de formación del núcleo de tal forma que hace posible que pueda existir tanto el carbono como el oxígeno en cantidades abundantes, porque de no ser así…

    NO EXISTIRÍAMOS


    “Los átomos de carbono en nuestro cuerpo, responsables de la maravillosa flexibilidad de las moléculas de ADN que encontramos en la raíz de nuestra complejidad, se han originado en las estrellas como resultado de estas coincidencias.

    John D. Barrow

    Referencias

    – Teorías del todo: hacia una explicación fundamental del universo. John D.Barrow

    – Una revisión de las teorías sobre el origen y la evolución del universo. John Auping Birch


  • En el Ombligo del Universo

    Durante la Edad Media, se creía que la Tierra era necesariamente el centro del firmamento, lugar privilegiado donde Dios había colocado al hombre como culmen de su creación. Gracias al Renacimiento y a la luz de la razón, Nicolás Copérnico despoja a la Tierra de su lugar preeminente para poner al Sol. Desde entonces, la humanidad ha ido tomando conciencia de que no es un espectador privilegiado de las estrellas y que nuestro mundo es sólo un planeta perdido en un lugar nada especial de una galaxia igual a otras muchas. A este espíritu se le conoce como principio copernicano o principio de mediocridad

    En 1973, quinientos años después del nacimiento de este revolucionario astrónomo y en una conferencia celebrada en Cracovia con motivo de su aniversario, el astrofísico y cosmólogo Brandon Carter decide arremeter contra el sometimiento a este principio y defiende que, aunque los observadores humanos no ocupamos un lugar central en el universo, si estamos privilegiados en cuanto a otras condiciones necesarias para la existencia. Surge así el Principio Antrópico como consecuencia de una serie de planteamientos sobre la naturaleza del universo que se venían dando desde comienzos del siglo XX.

    El primer antecedente a este principio lo encontramos en los años 20 cuando el astrofísico británico Arthur Stanley Eddington encontró, mientras buscaba la “teoría fundamental” (la unificación de la mecánica cuántica, la relatividad y la gravitación), una serie de “coincidencias” extrañas en sus cálculos. Al disponer la razón entre la masa del electrón y la del protón resultaba ser el mismo número que al hallar la razón entre la fuerza gravitatoria y electromagnética de ambos, esto es, 10 elevado a 40. Número que sorprendentemente resultaba ser la raíz cuadrada del número de protones del universo visible (número de Eddington).

    En 1938, el físico y premio nobel Paul Dirac también observó unas “coincidencias” al poner de manifiesto la intensidad de la fuerza gravitatoria, la masa del universo conocido, de nuevo, y la edad estimada del universo en unidades atómicas (la razón entre la edad del universo y el tiempo que tarda la luz en recorrer el radio de un protón).
    ¿Y que coincidencia encontró? Pues que éstas cantidades eran potencias enteras (positivas y negativas) de 10 elevado a 40 ¡¡¡Otra vez!!! Dirac pensó que debía existir alguna relación entre estas constantes fundamentales y la evolución del universo. Como la edad del universo aumenta con el tiempo (elemental querido Watson), las constantes fundamentales tendrían que hacerlo igualmente para seguir manteniendo dicha igualdad.

    En 1961, el físico Robert Dicke publicó un artículo en la revista Nature donde recogía la hipótesis de Dirac, pero manteniendo la edad del universo independiente de los otros números. Entonces… ¿Cómo explicaba Dicke la coincidencia entre los tres? Porque los físicos, justificó, sólo pueden existir en un periodo muy corto de la evolución del universo. El carbono del cuerpo de los físicos necesitó de una estrella para crearlo, por lo que el universo debía ser suficientemente antiguo para haber formado las estrellas, pero no demasiado antiguo porque entonces las estrellas se habrían consumido dejando de emitir calor y luz que hace posible que exista vida en los planetas. Dicke calculó que ese tiempo era de unos 10 mil millones de años, es decir, que la vida sólo puede surgir y existir durante un periodo en la evolución del universo y este tiempo era justamente cuando se cumplía la igualdad descubierta por Dirac. 

    Carter dividió el Principio Antrópico en dos versiones, una débil y una fuerte. En su versión débil se limita a decir que nuestra ubicación en el universo es necesariamente privilegiada hasta el punto de ser compatible con nuestra existencia como observadores. Esta ubicación no sólo hay que entenderla como localización espacial, sino también temporal.

    En su versión fuerte, el Principio dice que “el universo (y, por consiguiente, los parámetros fundamentales de que depende) tiene que ser de tal modo que admita la creación de observadores dentro de él en algún estadio”. Estos parámetros fundamentales (las constantes de la física) que aparentemente son arbitrarias y no relacionadas entre sí, adoptan exactamente los valores necesarios para que pueda resultar la vida. Esta versión del principio se la denomina “fuerte” porque no sólo considera que nuestra situación en el universo sea privilegiada para la existencia (espacio y tiempo suficiente) sino que el universo mismo (los parámetros fundamentales de los que depende) son privilegiados.

    Un paso más allá dentro del Principio Antrópico lo da el físico John Wheeler, del que ya hablamos en el artículo “Creadores de Matrix”. En una entrevista publicada en la revista Cosmic Search en 1983 viene a decir que este principio observa los posibles universos y desecha aquellos donde la conciencia no se pueda desarrollar en algún lugar y momento. Nosotros no podemos ni imaginar un mundo sin observadores, puesto que los verdaderos materiales de construcción del universo son los actos de participación del observador. Es lo que él denomina Principio Participativo y está fundado en el punto central de la mecánica cuántica, que ningún fenómeno elemental puede considerarse fenómeno hasta que es observado (o registrado por un observador).

    También ha habido otras divisiones y definiciones del principio antrópico, como la realizada por Barrow y Tipler en 1986, donde al principio débil y fuerte añadieron el principio antrópico final. En éste  último defienden que , una vez surgida la inteligencia en el universo, ya no desaparecerá, sino que logrará el dominio sobre todos los procesos materiales e incluso su propia inmortalidad.

    Seguir esta línea de razonamiento supone revocar los triunfos de Copérnico, Galileo y Newton para volver a colocar al hombre en el centro del universo, sin embargo, los valores en la configuración del  universo para que pueda surgir la vida son demasiado “ajustados” para obviarlos. De las extraordinarias “coincidencias” en estos valores hablamos en la entrada «¿Que Pasaría Si…?»

    Referencias:
    – Introducción al Principio Antrópico. José Manuel Alonso
    – Cosmos y Gea: fundamentos de una nueva teoría de la evolución. Francesc Fígols

  • ¿Qué Pasaría Sí…? I

    El hecho de que podamos existir en este universo, es decir, de su extraordinaria capacidad para producir vida es el resultado de una serie de caprichosas circunstancias magníficamente conjuntadas. El físico Roger Penrose dedujo que la probabilidad de que un universo como el nuestro pudiera surgir tras el Big Bang de entre todos los probables era de…
    Una cifra tan devastadoramente pequeña que no podríamos escribirla ¡ni siquiera colocando un cero en cada protón y neutrón del universo entero! Una cifra que roza lo imposible.
    Para el físico Robert Dicke la edad del universo era requisito indispensable para que pudiera existir el carbono, elemento del que está constituida la materia viva. Pero el carbono, junto con otros elementos igualmente necesarios, es el resultado de una lenta cadena de reacciones nucleares que se dan en las estrellas. En primer lugar, el hidrógeno tuvo que transformarse en helio, el helio en berilio y luego éste se tuvo que quemar para producir carbono y oxígeno. Cuando las estrellas explotaron como supernovas dispersaron estos elementos por el espacio.

     
     
    La clave, pues, es el tiempo. Se necesitan miles de millones de años para producir estos elementos. Ese es el motivo por el que el universo que contenga seres vivos ha de ser tan viejo y, dado a que se expande continuamente, debe ser, además, muy grande. La inmensidad del universo, que siempre ha sido motivo de congoja en la humanidad, es paradójicamente, requisito indispensable para la existencia de ésta. Sin embargo, un universo excesivamente grande y viejo sería un lugar desolado, con estrellas muertas, que ya no cumplirían su función indispensable para la vida. No nos vale cualquier edad para la existencia.
     
     
    Pero… ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
     
     
    Hemos hablado de estrellas, de elementos químicos, de expansión… pero, para que todo eso ocurra se han tenido que dar otras circunstancias anteriores imprescindibles. Si la precisión de cada una de ellas parece un “milagro”, más aún nos debe parecer que este “milagro” se haya producido tantas veces. Vamos a echar un vistazo a algunas de esas características y condiciones que se dieron en el inicio del universo.

    Lo que se supone que sucedió…

     
     
    Hace unos 13.700 millones de años el universo era tan increíblemente pequeño que podía caber sin problemas dentro de un átomo. Entonces se produjo un estallido que los cosmólogos denominaron Big Bang y toda la materia de aquel pequeño punto salió impulsada en todas direcciones. No se sabe que sucedió desde ese preciso instante hasta que pasaron 10 -43 segundos, y aunque parezca un lapso de tiempo ridículo fue sólo en ese momento cuando las cuatro fuerzas de la naturaleza estaban unidas en una única superfuerza (algo que buscó Einstein toda su vida). Después de ese instante, la fuerza de la gravedad se separó de las otras tres. El calor era tan grande (unos cien mil millones de grados centígrados) que no podían existir ni moléculas, ni átomos, siquiera los núcleos de éstos.
     
     
     
     
    Avanzaban los instantes, el universo crecía y la temperatura iba descendiendo. Cuando la fuerza nuclear fuerte se separó comenzaron a formarse las partículas elementales (quarks y leptones). Los lapsos de segundo transcurrían, la temperatura continuaba descendiendo, protones y neutrones se unieron para formar núcleos de deuterio (un protón y un neutrón) de helio (2 protones y 2 neutrones), mientras el universo era opaco porque los fotones estaban unidos a las partículas.
     
    380 mil años después, los fotones perdieron energía y los electrones fueron retenidos por lo núcleos atómicos formándose así los primeros átomos de hidrógeno y helio. Los fotones al separarse de la materia originaron luz y el universo se volvió transparente. Gracias a la gravedad, el gas existente se empezó a agrupar y a condensar hasta formar, millones de años después, galaxias y estrellas.
     
     
    El universo visible  
     

    Lo que podía haber sucedido… (“pa habernos matao”)

     

    Para que pueda surgir la vida en el universo fue necesario que las condiciones que se dieron en su inicio, la intensidad de las fuerzas fundamentales y las constantes universales se encontraran en un rango de valores tan sumamente estrecho que si se hubiese producido la más leve variación en alguno de ellos NO EXISTIRÍAMOS para contarlo, a este hecho se le denomina “Ajuste fino” del universo. Veamos primero esas fuerzas fundamentales:

     
     
     
    Los núcleos de los átomos están formados por protones y neutrones. La fuerza que hace posible que los protones no se repelen entre sí debido a sus cargas positivas es la interacción nuclear fuerte. Si esta fuerza hubiera sido levemente más débil no podrían unirse por lo que el único elemento que existiría en el universo sería el hidrógeno (cuyo núcleo sólo lo forma un protón) y ningún elemento más. Pero si hubiera sido levemente más fuerte, el hidrógeno sería muy raro en el universo y sin él las estrellas no podrían formarse. Es decir, que si no estuviera ajustada a su fuerza exacta… 
     
     
    NO EXISTIRÍAMOS
     
     
    La fuerza nuclear débil es la responsable de la llamada desintegración beta, esto es, por ejemplo, cuando un neutrón se convierte en un protón + un electrón + un neutrino. La disponibilidad de neutrones, mientras el universo se enfriaba, determinó la cantidad de helio producido en su origen. Si esta energía hubiera sido levemente más grande, los neutrones decaerían más fácilmente y estarían menos disponibles por lo que se produciría muy poco helio. Sin el helio no sería posible la creación de los elementos pesados (elementos fundamentales para la vida como el carbono) que se generan en las estrellas. Pero por otro lado, si esta fuerza hubiera sido levemente más débil habría habido una sobreabundancia de elementos pesados. De ambas formas… 
     
     
    NO EXISTIRÍAMOS
     
     

    La fuerza de la gravedad también posee una precisión increíble. Si hubiera sido levemente mayor el universo estaría apiñado y las estrellas serían muy grandes. Este tipo de estrellas masivas son fundamentales para producir carbono y oxígeno, pero tienen una vida muy corta por lo que no tienen tiempo para albergar planetas. Pero si hubiera sido levemente menor las estrellas serían muy pequeñas y longevas, pero no producirían elementos pesados, por lo que en ambos casos… 

    NO EXISTIRÍAMOS

    La fuerza electromagnética es la que hace posible que las cargas eléctricas de diferente signo se atraigan como los electrones y los protones. Si hubiera sido levemente menor los electrones no se mantendrían ligados al núcleo del átomo. En cambio, si hubiera sido levemente mayor sería imposible que un átomo le cediera electrones a otro, por lo que sería imposible crear moléculas. Es decir, si ocurriera esto… 

    NO EXISTIRÍAMOS

    Esto no acaba aquí, sígueme a la segunda parte

    Referencias:

    – El universo como obra de arte. John D. Barrow
    – Teorías del todo: hacia una explicación fundamental del universo. John D.Barrow 
    – Una revisión de las teorías sobre el origen y la evolución del universo. John Auping Birch
    – El universo informado. Erwin Laszlo 
    – Cosmología física. Jordi Cepa

    – ¿Un universo diseñado? 

    – El origen del universo y la vida


  • ¿Qué Pasaría Sí…? II

    Además de este ajuste individual de las fuerzas de la naturaleza para que pueda existir vida, existe un ajuste preciso entre ellas. El físico Paul Davies considera que si la relación entre la fuerza nuclear fuerte y la electromagnética fuera diferente en una parte en 10 billones, las estrellas no podrían formarse y si la relación entre la gravedad y la fuerza nuclear débil no se mantuviera en una parte en 1040… 

    NO EXISTIRÍAMOS

    La proporción entre las constantes de fuerza electromagnética y gravitatoria también debe estar en equilibrio perfecto, un incremento tan sólo en 1040 de nuevo, provocaría que sólo existiesen estrellas pequeñas y un aumento en la misma cantidad provocaría que sólo existiesen estrellas grandes, por lo que… 

    NO EXISTIRÍAMOS

    Pero podemos seguir hablando de ajustes increíbles a nivel atómico. Si el neutrón no pesara un poco más que el protón dentro del núcleo del átomo la vida de las estrellas sería de tan sólo unos pocos siglos. Si las cargas eléctricas de los electrones y los protones no estuviesen equilibradas con gran precisión, todas las configuraciones de materia serían inestables, en ambos casos…

    NO EXISTIRÍAMOS

    Las creaciones más importantes del universo se deben a los estados de equilibrio entre las diferentes fuerzas de la naturaleza y sus tamaños están determinados por la constante de estructura fina y la constante gravitatoria.

    Las condiciones necesarias para nuestra existencia dependen, pues, de los valores de estas constantes. Tan sólo con que la constante de estructura fina desviara su valor en 1 por 100 sería suficiente para que las estrellas no pudieran generar los elementos pesados necesarios para la vida, por lo que…

    NO EXISTIRÍAMOS

    La expansión del universo ha cambiado en los últimos millones de años. La atracción gravitacional de la materia en el universo debería desacelerar la expansión, pero sorprendentemente las observaciones indican que la expansión se está acelerando. Se plantea la posibilidad de que el universo contenga una forma energía que es gravitacionalmente repulsiva denominada energía oscura

    La densidad de energía en el espacio vacío se mide mediante la constante cosmológica cuyo valor aún no se conoce. Ésta podría haber tomado cualquier valor, ser positiva o negativa. Según Steven Weinberg, físico de partículas elementales y premio Nobel, si dicha constante fuera grande y positiva, actuaría como una fuerza repulsiva que se incrementaría con la distancia, lo que impediría que la materia se hubiera unido en el universo primitivo y hubiera impedido la formación de las estrellas, galaxias, planetas…

    Si fuera grande y negativa, actuaría como una fuerza de atracción que se incrementa con la distancia y revertiría la expansión del universo causando su colapso y no dando tiempo a la evolución de la vida. Por lo que el valor de dicha constante ha de ser muy pequeña para que haya podido dar lugar a un universo como el nuestro. Según los físicos si hubiera tenido un valor diferente en 1/10 elevado a 120 (otra cifra de las inimaginables e imposibles de escribir), el universo hubiera sido un lugar estéril y evidentemente… 

    NO EXISTIRÍAMOS

    ¿No te parecen demasiadas coincidencias?

    Referencias:

    – El universo como obra de arte. John D. Barrow
    – Teorías del todo: hacia una explicación fundamental del universo. John D.Barrow
    – Una revisión de las teorías sobre el origen y la evolución del universo. John Auping Birch
    – El universo informado. Erwin Laszlo
    – Cosmología física. Jordi Cepa

    – ¿Un universo diseñado? 
    – El origen del universo y la vida


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